lunes, 8 de marzo de 2010

La neige tombe

Sobre la ciudad boquiabierta, la nieve extiende un sudario con el que juegan los muchachos al salir del instituto como si fueran niños. Todo lo iguala la nieve: tejados, árboles y colores. Su democracia blanda y fría no conoce excepciones, ni siquiera donde el paso de los vehículos abre roderas y la ensucia. Incansable va depositando su minucia, la única que deforma los trazados de la razón. Todo lo abraza la nieve, como ocurre en el sueño del adolescente que lanza bolas en la calle e ignora el asterisco que amenaza su cabeza porque no piensa en la lengua apropiada.