lunes, 8 de junio de 2009

Azulejo sanitario y escombros


Al fondo del pasillo, quizá con los pies descalzos para que el frescor de las losas compense el bochorno de las noches de verano. O quizá arrastrando las zapatillas por el corredor, con frío, sin despertar aún el cuerpo mientras se orina, a oscuras, con los ojos cerrados. O con los ojos prendidos del ventanuco por donde se airea o de la cortina ennegrecida de la ducha, con tal de evitar la mirada del espejo. Siempre al fondo del pasillo la silenciosa e inhábil construcción de la intimidad con secreciones. Penosas soledades que sin miramiento descubre la empresa de derribos.