jueves, 14 de agosto de 2008

El sentido del paisaje

Sobre la cumbre del Canigó, en el extremo de la amplia llanura fluvial, se abre un agujero en la nube negra, amenazadora, que ha cegado el cielo durante la tarde. Un haz de rayos solares se cuela e ilumina con sus trazos oblicuos y dorados la montaña. Se diría que un dios quiere manifestarse por la boca traslúcida de la nube, pero en estos tiempos los mensajes sagrados hacen malpensada a la gente. Se diría, también, que una fruición estética eleva el espíritu, pero el recuerdo de postales turísticas condena a este milagro de la naturaleza a una condición trivial.