sábado, 5 de enero de 2008

Pequeño cuento de la noche de Reyes

Ha empezado a nevar. La ventisca amenaza con volarle el sombrero. En la avenida vacía aparece, cuando ya se desesperaba, aterido, un taxi. Alza la mano cuanto puede, brinca y el vehículo le responde con el intermitente derecho. Dentro, a salvo, revisa distraído la cédula del conductor. Vaya, se llama usted Baltasar. Para servirle. Como el Rey Mago. Perdón. Decía que se llama usted como uno de los Reyes Magos, el…, bueno, Baltasar, hoy, 5 de enero, estupenda coincidencia, ¿no le parece? No soy cristiano. Bien, perdone, no quería molestarle. Oh, no se disculpe; circulaba en esta dirección de milagro.