Quien ha caminado sobre la nieve
y duda por desconocer el sendero que sigue, así imagina el trazo de lo que
acaba de caligrafiar sobre la cuartilla en blanco: Por obedecer a Vs., a quien tanto deseo agradar… Y en tanto
encuentra la senda que continúe distrae la mirada en el ventanal de poniente.
Ahora es la tinta del agua que cae desde tejado la que escribe letras blancas
sobre el negro papel del cielo. Entretenido en leer lo que no sabe redactar le
despabila una voz —¡Es niña!— y un
súbito plañido. Por gusto mío le remitto
essa noticia.