Se le da más importancia al tiempo de la que quizá tenga. Como idea, muestra una concepción muy pobre. Como práctica, no pasa de ser un sistema de medición rudimentario. Se piensa que influye decisivamente en la vida de las personas, pero bien pensada no es esta más que una creencia que empobrece la vida. Hay aspectos más decisivos y determinantes a los que a veces no se les da ninguna importancia. Lo peor, sin embargo, de otorgarle privilegios al tiempo es que reduce cuanto se somete a su consideración. Siendo inagotable el vivir, el tiempo lo convierte en repetitivo.