Con botas de goma negras, delantal y guantes de piel el día vierte el cubo de oscuridad que le ha sobrado de iluminar las horas. La masa de opacidades fluye, un curso de agua desbocado que anega en su silencio las estrechas calles de Nøstet. Las farolas bostezan hacia el suelo, avergonzadas de su somnolencia. Solo siente orgullo de la luz que emite la vela que arde solitaria en el alféizar de una ventana. El lugar que debería ocupar un jarrón con flores, una figura de cerámica o un barco de marquetería. Los signos con los que habla la vida.
JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO / LIBROS / ESCRITURAS
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lunes, 28 de enero de 2019
viernes, 25 de enero de 2019
Bergen suite ::::
El día en el que busco el antifaz. No para salir a la calle con los ojos cerrados, ya quisiera. Tampoco para no ver la cocina, donde me aguardan todos los platos disponibles apilados en el fregadero, aunque cuando pase delante mire hacia el barco que navega la ventana. La mañana, quizá, en la que las botas de invierno me molesten en el atrio y descuelgo el plumón y pienso que debería guardarlo y después, tras acordarme de las hojas que corrían frente al portal, sentarme a escribir el poema del día en el que busco el antifaz para dormir.
lunes, 21 de enero de 2019
Bergen suite :::·
Por la calle subían las hojas. A paso ligero, girando sobre sí mismas. Como si supieran dónde iban. Más certeras que yo en su dirigirse a ninguna parte. El viento, otros días, durante décadas, las ha dispersado, pero las que recuerdo son de aquella mañana, solitaria, de domingo. También a mí me arrastraron por rutas inhabituales que me alejaban del cuarto que entonces compartía con quien, en aquel instante, tenía un destino amoroso más feliz. Justo hasta el momento en el que se abrió el portal de la casa azul y se arremolinaron todas las hojas caídas de la ciudad.
jueves, 17 de enero de 2019
Bergen suite :::
El reflejo de las luces del ferry en la superficie del agua, la dimensión el universo. El ruido del motor, la música de la oscuridad. El escaso pasaje de la hora, hundido en los asientos. Absorto cada cual en el rayo de luz que emerge de su móvil. A veces, a lo lejos, parpadea la luz de una casa. En la cubierta de popa el frío es intenso y golpea su aspereza aun pegado a la marquesina que protege la entrada, pero la belleza de la oscuridad lo hace soportable. Abro los ojos como si los mantuviera cerrados: ese consuelo.
sábado, 12 de enero de 2019
Bergen suite ::·
La sábana que ha tejido la ceniza del día y que la ventana vierte sobre la mesa, antes de que se decida a encender la lámpara, se extiende por el cuaderno que acaba de abrir. Una niebla que tacha, sobre el papel, cuanto todavía no ha sido escrito. Pero está detrás, o debajo. Mientras el tenue tintineo de las pulseras acompaña el movimiento de la mano, escribir es una manera de borrar lo que ve para que lo rayado por el presente brote. Una forma de raspar la grisura en busca de los temblores que no están en la luz.
lunes, 7 de enero de 2019
Bergen suite ::
Hay otro yo que se queda en el atrio de la casa cada día. Es mi invitado, les digo a los fantasmas que con seguridad aún permanecen por este lugar, acurrucados junto al radiador. Pero no sé muy bien si él es un doble mío o yo un doble suyo cuando me enfundo el abrigo térmico, los pantalones impermeables, el gorro de piel y las botas. Dentro debo de ser yo, pero fuera ya no estoy tan seguro. Como tampoco la nieve es la piel propia de la ciudad ni la oscuridad su cielo. El invierno disfruta siendo el Otro.
martes, 1 de enero de 2019
Pequeño cuento de Año Nuevo
Ya hemos llegado, te digo. Miras alrededor: ¿Estás seguro? No del todo. Continúas observándolo, desconfiada. Se parece en algo al anterior, me dices. Tiene un aire de familia, será la década. ¿De verdad que ya hemos llegado? Bueno, es lo que pone, te digo. ¿Lo has leído? Aún no, pero es lo que debería de poner. Ah. Solo dices Ah, pero tu mirada inquieta dice algo más. ¿Crees que todavía no hemos llegado? No es que no lo crea, me dices, es que no lo veo por ninguna parte. Cierra los ojos, te digo. Ahora sí lo veo, me dices.