El reflejo de las luces del ferry en la superficie del agua, la dimensión el universo. El ruido del motor, la música de la oscuridad. El escaso pasaje de la hora, hundido en los asientos. Absorto cada cual en el rayo de luz que emerge de su móvil. A veces, a lo lejos, parpadea la luz de una casa. En la cubierta de popa el frío es intenso y golpea su aspereza aun pegado a la marquesina que protege la entrada, pero la belleza de la oscuridad lo hace soportable. Abro los ojos como si los mantuviera cerrados: ese consuelo.