JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO / LIBROS / ESCRITURAS

viernes, 1 de junio de 2012

Agua


En la acuarela de la tarde he buscado acomodo sobre el prado verde. Para no verme tan solitario a una margarita la he llamado Berceo y a una amapola Garcilaso. Los tres, he pensado, podríamos entretenernos charlando. Cuando un moscardón se acera a las flores, le grito Lárgate inmediatamente, Quevedo. Con qué pocos trazos, apenas una aguada en verde y un poco de amarillo encima para hacer el azul del río, unas motas blancas, un polvo de gotitas rojas, se logra tanto significado. El sentido más hondo del vivir. Lo espiritual y lo sensual de la mano, este prado verde.