Introdujo un ramillete de violetas por la ranura del buzón. Es lo que las reminiscencias le sugirieron, una canción que apenas recordaba, pero que le había gustado a ella cuando eran novios. Entonces. Dos, dos, dos. Como si el año le enviara un mensaje a una relación que la desidia había erosionado. Vio una película de drama romántico en la plataforma una noche en la que ella se acostó temprano y entre lágrimas lo decidió. Un ramito de violetas. En Año Nuevo no salieron de casa, y al día siguiente un envío lo espachurró contra el fondo, dejándolo todo pringado.