Está la vida que ocurre y la que no tiene lugar. A veces elijo esta. Ocurre, tal vez, igual que la que ocurre, pero no tiene lugar. Carecer de lugar libera a la vida de sujeciones. Ocurre, sí, pero en ningún lugar. En un lugar que carece de las condiciones que cumple el lugar para que en él ocurra la vida. Que está libre de estas condiciones. No sujeto a ninguna condición, dado que es un ningún lugar. Es esta libertad la que me hace preferir la vida que no tiene lugar a la que ocurre. Ambas igualmente frágiles. Efímeras.