El título, que me sedujo desde que lo vi en una bibliografía, nombra la sorpresa. Entre la madre —primer afecto— y los libros aún no escritos —el postrero— están presentes todas las variaciones del amor y de los amores (o amoríos). Se agradece que en ese recorrido haya poemas, de una ternura estremecedora, dedicados a las prostitutas del Bairro Alto, en Lisboa, insignes docentes en la educación sentimental de la época. Y en medio, poemas memorables: una última carta a un amor recién inventado, el encomio de los borrachos, los autorretratos. Los afectos: la estela de los amores que partieron.