Desafían el futuro despreciándolo. Un caminante con el rostro iluminado por la fogata en el claro del bosque. Se descalza. La lechuza ulula a lo lejos y cerca. Con la mano desentumece los dedos de los pies. En el macuto, una rebanada de pan y, envuelto, un pedazo de queso. El sendero por donde ha llegado no tiene continuidad bajo la fronda. Y aunque sepa que no es lugar para permanecer, tampoco existe la duración. Pincha el pan con una rama y lo acerca a las lenguas del fuego. El silencio se tumba a su lado para desvelarle algún enigma.