Con cierto estupor compruebo, en el salón de un cinematógrafo abandonado hace años, qué escasos elementos constituían su fascinante realidad. Filas de asientos entre altas paredes desnudas. Nada más. El polvo adormece el satén de los tapizados. Grietas y cuarteados del yeso que se desconcha simulan los arduos trabajos de un pintor informalista. Los apliques extirpados de cuajo como bocados de un hambriento ser fantástico. Jirones de la vieja pantalla, descolgada a sacudidas. Nada de lo que veo consigue evocarme lo que he vivido en las tardes de cine, en otros cines. La memoria, hoy un libro con páginas arrancadas.
JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO / LIBROS / ESCRITURAS
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sábado, 28 de enero de 2023
martes, 24 de enero de 2023
IV /abandonos
Algunos posters con la superficie abombada y esquinas que se vencen, notas informativas mal dactilografiadas, recordatorios de festividades ya pasadas, hojas volanderas con lemas elocuentes, estampas de santos de otros lugares. Me encuentro ante un sinfín de papeles fijados con chinchetas a la madera del atrio en la puerta de la iglesia que pretendía visitar. Me quedo leyéndolos, quizá por hábito, antes de entrar, pero detrás de mí acceden varios fieles que pasan sin siquiera alzar los ojos. No sé qué espero encontrar entre trípticos desplegados y folios con membrete eclesiástico. ¿La instrucción que resuelva el despropósito del tiempo? Quizá.
miércoles, 18 de enero de 2023
III /abandonos
No es cierto que los muros padezcan desmemoria. Ni en sí mismos, ni en los recuerdos que comparten con quienes se detienen a contemplarlos. Solo parecen olvidadizos los restaurados. Sus sillares impolutos y la argamasa impecable contrastan con lo que el guía turístico cuenta. Ninguna huella de violencia en su aspecto. Los muros abandonados, sin embargo, narran devenires con idéntica voracidad que la de los juglares hambrientos. Conservan las cicatrices con devoción. En cada muesca que enseñan se arracima el tiempo, ese advenedizo que nunca responde cuando se le pregunta. Igual que yo, que tampoco sé cómo interpretar mis erosiones.
sábado, 14 de enero de 2023
II /abandonos
No ha dejado el dibujo, esta tarde, ningún trazo sobre el cartón. Lápiz sin punta, tampoco la presión de la mano consigue marcas de su recorrido. Ni los dedos poseen suciedad suficiente para perpetuar un rastro. La luz crepuscular que la ventana filtra lo ha cubierto de tonos ambarinos que he admirado durante un instante. Después, al encender el flexo, he visto desparecer los matices que imaginaba como una expresión propia. Sobre la mesa, el rectángulo permanece con su terca indiferencia. Me enfrento a su blancura, como quien encara el agua de un estanque, y me miro a los ojos.
martes, 10 de enero de 2023
I /abandonos
La puerta se mantiene abierta donde ha estado siempre para permitir el paso. De quien entra. De quien ha salido y, tal vez sin saberlo, no ha de regresar. Como una alfombra de cerámica, las tejas rotas cubren el antiguo pavimento. Una techumbre precaria cuyas vigas carcomidas dejaron de sostenerla y se desplomó. Ahora las paredes están cubiertas por las ramas desabridas de una higuera que ha crecido junto a la casa. Y quien accede lo hace por un suelo de tejado. Aunque las paredes resistan, la imagen del espejo indica que nada queda dentro que recuerde una venturosa costumbre.
jueves, 5 de enero de 2023
Pequeño cuento de la noche de Reyes
Su padre había construido la casa al otro lado del río antes de que una crecida se llevara por delante el viejo puente. Desde su habitación solitaria ve cada tarde cómo sus compañeros disputan el partido en un baldío de ribera. Lo que está a un tiro de piedra le cuesta una hora a pie cauce arriba, hasta el pueblo vecino. La mañana de Reyes le despierta un jaleo en el patio. Se asoma a la ventana, pero se aparta al instante por evitar el balonazo que se estrella en el cristal. «Tu regalo», grita a coro toda su clase.
domingo, 1 de enero de 2023
Qué tal, 2023
Si la característica de lo antiguo es lo inverosímil de una permanencia, la novedad de lo nuevo radica en la repetición. Aquello que los convierte en opuestos es solo apariencia. Y gusto por lo que se muestra de modo intermitente. La reiteración de lo reciente se fundamenta, paradójicamente, en una continuidad más sólida que la persistencia de lo antiguo. De donde se deriva que aquello que se acaba para volver a empezar resulta más atractivo para el ser humano que lo que mantiene su vigencia. Aunque se pelee con el tiempo, imita a pies juntillas su afición a dar vueltas.