Cuando ya no están, siguen estando. Las voces suenan desde el baño o en la cocina, y las persianas abiertas inundan de luz lo que fue noche, pero permanece sobre las sábanas el dibujo de los cuerpos juntos. El edredón revuelto, la habitación aireándose, los sueños diluidos en el quehacer diario. Los pasos por el pasillo. Tintineo de platos y cubiertos que trajinan las manos. Una música dulce en un canal de la radio y allí donde ya no están queda el molde que dejó un abrazo sobre la blancura de la sábana. Una composición de pliegues donde siguen estando.