La recibe de espalda. Mi nombre es Rosa. Ni se da la vuelta.
El gerente y propietario de Industrias Cárnicas James Joyce S.L. abrillanta la
plata del rótulo con un paño de algodón fino. He venido por el anuncio. Y sin siquiera girarse, después de
esparcir su aliento por las letras y seguir frotando, recita: Aguja, aleta, babilla, brazuelo, cadera…
siga, siga. Rosa se azora, tartamudea: cadera,
cadera… carri-carrillada… contra… costillar. Por primera vez se da la
vuelta el señor Joyce: ¡bravo! Culata, espaldilla, falda, llana, lomo…
siga, siga. Rosa ahora no duda:
Morcillo, morrillo, pecho, pescuezo… Aplaude: ¡Bravísima, contratada!