En un cesto de mimbre se amontonan las mazorcas de maíz. La avena crece en lienzos dorados. El níspero luce su vestido de vistosos lunares. El agua corre por los canales de riego con alegría. Las vides verdean en las laderas. Las encinas filosofan. Pájaros que han llegado de otras latitudes se entretienen contándose la aventura. Asisten a los primeros compases de la sinfonía del verano. La vida alrededor alimenta la vida. La brisa de la tarde hincha la camisa y desabrocha la blusa. La música de los campos reverbera en la piel. Los paseantes escriben el acorde del ensimismado.