El siglo XX ha dejado sobre la mesa de su
sucesor dos cadáveres. Es decir, dos herederos. Del de la política se habla en
todas partes, pero hay otro muerto al lado que no huele tanto, el pensamiento.
Tal vez porque su dulzón beneficiario o gusta o no se entiende que disguste:
los chistes. El chiste es el sucesor de la idea en la expectativa de
pensamiento. Lo ingenioso, la farsa, la parodia, el disparate marcan el umbral
de lo que se quiere leer. De lo que se quiere escribir, por lo tanto. Una nada
divertida, es cuanto se ofrece.