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Se llega a Berlín con ansias cosmopolitas y se descubren poco a poco los deleites de la capital de provincias que fue y acaso nunca deje de ser. Provinciana librería, junto a la gran avenida comercial del oeste, donde ordenan los libros por editoriales en unos estantes verdes, de noble madera, llenos de encanto. Se cruza Berlín en busca del fragor moderno y se anota en la memoria el nombre de los cafés que convidan a perder la tarde charlando. Berlín, ninfa hierática que se quita el zapato para pinchar con su tacón una aceituna en el platillo del aperitivo.
Se llega a Berlín con ansias cosmopolitas y se descubren poco a poco los deleites de la capital de provincias que fue y acaso nunca deje de ser. Provinciana librería, junto a la gran avenida comercial del oeste, donde ordenan los libros por editoriales en unos estantes verdes, de noble madera, llenos de encanto. Se cruza Berlín en busca del fragor moderno y se anota en la memoria el nombre de los cafés que convidan a perder la tarde charlando. Berlín, ninfa hierática que se quita el zapato para pinchar con su tacón una aceituna en el platillo del aperitivo.