Ya no sé bien qué es un libro. Si lo que era o lo que es ahora. Lo malo del tiempo no es que le envejezca a uno, eso resulta fácilmente soportable desde una vivencia del presente, de hecho, no hay mejor edad que aquella que se disfruta en cada momento, pues las contiene todas. Lo insoportable del tiempo es que cambia la condición de cuanto existe. Aquello en lo que uno creía como sustancial no es ahora más que un pasatiempo. Así los libros. Aprendí en su carencia a necesitarlos. Los imprescindibles. En su provocativa inanidad no sé despreciarlos.