Una manera de estar ahí en el momento en el que se transforma. Sin siquiera haberlo visto; de hecho, ver suele ser una de las propiedades de la ceguera inadvertida; la que, a diferencia de la que no ve, resulta incapaz de proporcionar algún conocimiento. Sin siquiera haber estado presente. Es una forma de situarse en aquello que va a cambiar, y de dejarse cambiar. Convertirse en lo que se es en cada frase, en cada párrafo, en cada página. Se escribe para estar en el instante crucial de la alteración y en el gesto de contarlo, de poderlo contar.