Pintor extraño, el invierno. Como si se hubiera gastado el dinero para comprar pigmentos en la taberna y solo le quedara para los más baratos. Ocres, pajas, limón. Cubre los campos o traza los enramados y se olvida de irisarlos. Descuidado artista, el invierno. Sus cuadros son ásperos, oscuros, silenciosos. Más dibujante que pintor, deja los lienzos a medias. Inacabadas estampas que las nubes ocultan, la niebla cubre. La nieve se apiada de tanto vacío. Pese a ser un pésimo paisajista, le queremos. En los bolsillos de su gabán guarda la semilla de los colores, al contrario que el Herbicida.