Los números impares suelen ser
más locuaces. Quieren que pase desapercibida su condición. Su soledad diluida
en la camarilla que reclama al camarero una ronda gratis. Aunque no todos. A quienes les gusta gustar se
transforman en columnas adosadas a la pared maestra y miran con mirada adquirida
en cines de sesión doble. No ven al que se acerca sino como una oportunidad de
verse a sí mismos. Sueñan con convertirse un día en la persona que se proponga
conquistarlos. Que se acerque con un espejo en el rostro. Amarán solo a quien
los admire tanto como ellos se admiran.