Despacio vuela. Desciende y a veces vuelve a ascender. Da giros en el aire, coqueta, y se deja llevar como compañera de compromiso en el concurso anual de bailes de salón. Tampoco le importa alejarse demasiado de casa, o no. O quedarse al pie de donde ha vivido siempre. Aletea al compás de la corriente. Remonta si sopla desde abajo, planea si el cielo la ilumina. Disfruta siempre. Saluda a quien se cruza en su camino. Es su vuelo de otoño. Con suavidad de brisa caerá sobre alguien que lee, que la guardará en el libro. La hoja de arce.