Las buganvilias cantan siempre en voz alta estribillos subidos de tono, como son ellas, hermosas y descaradas. Las peonías interpretan melodías de tonos suaves y letras tímidas que al entonar algunas palabras de confidencia alteran un ápice su color. A los alhelíes les gustan las canciones modernas, simples y animadas, aquellas que sus pétalos pueden bailar despreocupados. Las prímulas aprecian las tonadas algo clásicas, con ensoñaciones y laberintos en su fraseado. El magnolio, cuando florece, elige antiguos himnos griegos que permanecen vivos en los ojos de mármol de las estatuas. La camelia, toda dulzura y sensibilidad, canta fados al atardecer.