JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO / LIBROS / ESCRITURAS

martes, 19 de febrero de 2013

1868

El manuscrito de Gustavo Adolfo Bécquer desaparece

—¿Vamos a algún sitio?
—¿Al Suizo?
—Está cerrado estos días. No ganan para espejos rotos.
—Todo anda al retortero. No importa. Hablemos en este portal.
—¿De Casta?
—¿Qué dices? No te entiendo. Traigo una noticia que darte.
—Otra desgracia. Annus miserabilis.
—Puede. De parte de González Bravo, el Ministro.
—¿Una bendición suya?
—Me dice que te diga que las hordas entraron ayer en el Ministerio.
—¿Y…?
—Sí. Asaltaron su despacho. Le levantaron la plata. Le volcaron la mesa.
—¿Y mi…?
—Le vaciaron los cajones. Le lanzaron los tinteros contra las pinturas.
—¿Y el libro que…?
—Prendieron fuego. No salvó nada.