JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO / LIBROS / ESCRITURAS

jueves, 2 de febrero de 2012

Cupidesca trece

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—¿No me dices nada, Nemoroso?
—Las ovejas. Están raras.
—¿Raras, qué les ocurre?
—No balan.
—¿Están tristes, Nemoroso?
—Qué sé yo. Será cosa del tiempo.
—¿El tiempo, qué le pasa al tiempo?
—Está raro.
—¿Está como tus ovejas, Nemoroso?
—Estos calores. No pueden ser buenos.
—Pues diría que hace una temperatura estupenda.
—Quiá. Raro, el tiempo.
—Pero, Nemoroso, si hace unos días preciosos.
—Estos calores. No traen nada bueno.
—¿Y tú, qué me dices de ti?
—Raro.
—¿Cómo de raro, Nemoroso?
—Como las ovejas.
—¿Y Elisa, cómo anda?
—Rara.
—¿Rara?
—Sí, barrunto que lo que quiere es pedirme el divorcio.