Antonio Daganzo (1976) sugiere al lector lo vanas que resultan las viejas disputas sobre si la poesía es comunicación o conocimiento. Ni una cosa ni otra: la poesía es comprensión. La única manera de comprender lo inexplicable. Cuanto más incomprensible sea aquello a lo que la poesía se enfrente, más sobrecogedor será el resultado de su esfuerzo de comprensión. Es lo que me ha parecido este libro: una búsqueda de sentido donde sólo existe el sinsentido: en la enfermedad. También en la niñez, no entendida de la bobalicona manera que hoy se muestra, sino trazada como esta exigencia de comprensión.