Foto MCP
Un chaparrón de madrugada deja el dibujo geométrico de las losas en la acera encharcado: vasos sanguíneos racionalistas, fractal apóstata. Y allí donde el terreno ha cedido, el agua se acomoda como quien se dispone a ver un programa de televisión. Yo mismo, asomándome a su campo de visión, debo de ser el primer presentador de la mañana. Alguien, por cierto, que no tiene nada que decirle a un charco. Pero como sigue mirándome con mi propia cara de desconcierto, por romper la tensión, le sonrío. Veo que se arrellana entre las losas hundidas: empieza a disfrutar con mi vacío.