JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO / LIBROS / ESCRITURAS

miércoles, 28 de mayo de 2008

Zorotroco

Heredé esta palabra una tarde de mi adolescencia. El sol entraba en la estancia como una visita conocida. Sobre la mesa había desplegado mis cuadernos y tras cuadrar el pequeño fajo que alternaba folios y hojas de calco, lo introducía en el rodillo con cuidado de no descuadrarlo. En el comedor la abuela hacía ganchillo y hablaba. El resto de la familia cruzaba, intervenía, empujaba para hacerse un hueco ante mi impertérrita vocación de escritor. Una de aquellas tardes lo dijo: Ese era un zorotroco. Anotaba en un papel las frases que mi abuela decía, escribía reseñas de libros, soñaba.