Se diría, si observo en el plano el itinerario de los recorridos que he realizado en los últimos meses para desplazarme mientras cumplo las tareas de repartidor de paquetería, que prefiero los atajos que alargan el camino. Elijo aquellos que acortan el trayecto hacia un lugar que se encuentra distante de la dirección a la que me dirijo. De modo que llegue lo antes posible muy lejos del sitio a donde voy. Es una forma de abreviar la ruta de la manera más dilatada. Así retraso el hecho de entregar, al mismo tiempo que apresuro el hecho de no entregar.