jueves, 26 de julio de 2018

06 | Hopperiana


El oleaje quieto del terciopelo azul del telón y los flecos tan verdes como hieráticos observan. Mientras el operario no baje la palanca que oscurezca la sala y alce la que libera el escenario, la luz excesiva de la platea la convierte en involuntario teatro. Por los corredores avanzan actrices y actores a pesar suyo, concentrados en memorizar un número de asiento que conocen de memoria, empeñados en contrastarlo con la realidad, estudiosos del programa de mano. Personajes cabizbajos ante los ojos de las lámparas y el ojo del cíclope que ha de conmutar su pena durante hora y media.