jueves, 14 de agosto de 2014

«El librero de Cordes», de Fernando del Castillo Durán



La novela es prenda de talla única. Mejor, zapatos de un solo número. Recipiente en el que cabe la materia y la antimateria —literaria—. Fernando del Castillo (1961) lo sabe bien. Ha escrito una novela de género, de muchos géneros revueltos —el misterio, lo hermético, lo policial, lo sentimental—, entrelazados por su antídoto, la ironía. Cuenta una historia tan contenida como desbordada. Un torrente que se remansa en conversaciones que iluminan dentro de los personajes, en datos eruditos, que de repente se despeña por el acantilado narrativo de los acontecimientos. Ofrece una puerta secreta para salir del tiempo.