sábado, 19 de junio de 2010

Lembrança

A plomo cae la luz sobre las fachadas esta mañana blanca de junio camino de la panadería. La vivencia puede que sea mía, quién sabe, pero la frase con que la comprendo no, la aprendí en Eugénio de Andrade. Dudo que coincida con algún verso suyo, pero esa manera de derramarse la luz sobre la ciudad transformándola en un regalo recién desenvuelto o en la primera caricia de la persona largamente ansiada no es mía. Quiero decir, ya es mía porque me la dejó en herencia Eugénio de Andrade. Sin él, el paseo por las calles hoy carecería de imagen.