«Antes», digo con frecuencia, hable de lo que esté hablando. Mi palabra favorita, si alguien me lo pregunta, le diré que es «presente» mi elección. «Éramos», repito. No porque me guste este verbo insípido, sino por la sílaba esdrújula. Suena bien. Tiene hondura. Diría incluso que posee dualidad. Lo pronuncio y casi en relieve surgen del aire dos cuerpos que caminan de la mano. Dos sonidos que se acompasan. Dos colores que combinan. Siempre he pensado que lo valioso es el «ahora». Aunque, por más que insista, no dejo de ver hojas secas arrastradas por el viento en la calzada.