Tres breves lecciones de Pascal
Quignard sobre el rencor, la amistad, la lectura. No hay en su fragilidad de
evocaciones casi sabiduría, solo una acumulación sabia del tiempo. El que al pasar abandona en la aridez el nombre
de los muertos, y es menester pronunciarlo para desenterrar el sentido de quien
escarba con las manos. Ese tiempo que al huir seca el hoyo de las palabras y queda
su hondura rellena de escombros por debajo del apresurado caminar. Tres breves
lecciones para aprender a leer. Las frases escritas, pero también aquello que
no se lee, la dignidad o el amor.