JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO / LIBROS / ESCRITURAS

viernes, 26 de febrero de 2021

Reflejos | 7



Los constructores de piscinas suelen sentarse a media mañana en el borde, con el papel de estraza que envuelve el bocadillo en las manos y las piernas al aire. Durante media hora. Al sol, si es en invierno. Dejen en un costado una cerveza, que van bebiendo de sorbo en sorbo. Lanzan después los envoltorios y botellines al saco donde se acumulan los escombros que extraen para crear el vacío que necesita una piscina para existir. Cuando los bañistas se sienten en el borde, sus piernas permanecerán sumergidas. Y tampoco podrán comer junto al agua porque las normas lo impiden.